El estadio de FerroCarril Oeste, ubicado en el barrio de Caballito, en Buenos Aires fue el escenario que recibió a una multitud enardecida en busca de un sólo propósito, demostrarle al presidente venezolano Hugo Chávez Frías que son solidarios con la revolución, el socialismo y que rechazan, repudian y odian por encima de todos sus principios al mandatario estadounidense George Bush.
Cae la noche del 9 de marzo, con las notas musicales de Víctor Heredia y Horacio Fontova se dio inicio al evento. Guitarra en mano, consignas revolucionarias y aires de triúnfo reflejaban los encargados de ofrecer acordes al orador de la velada marxista. El público se repartió en tres tribunas cubiertas por completo que albergaban a más de 30 mil militantes, quienes flameaban banderas argentinas, cubanas, brasileñas, la multicolor indigenista y por supuesto el tricolor venezolano. Luego de la entonación del patriótico himno de Venezuela se dejó claro el comienzo del acto por la unión latinoamericana.
La entrada por la avenida Avellaneda exhibió tanto personal argentino como venezolano, en el palco se observaba al presidente Chávez en compañía de sus guardias. Según fuentes allegadas uno de ellos lució incluso un escudo antibalas forrado en cuero. Entre los pocos cantos que coreó el público sobresalió la estrofa "Chávez, Perón, un sólo corazón".
Hebe de Bonafini, la presidenta de la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, fue la delegada que elevó la euforia en la multitud e hizo ondear con mayor fuerza las banderas de distintos países, las cuales reflejaban que el socialismo viene caminando con fuerza.
Una mujer de temple emotivo, tono de voz grave y efusividad desbordante en sus frases destacó que “más importante que la visita del hombre más terrorista y asesino que existe, Bush; es la visita de Chávez. Por eso todos decimos fuera Bush, no queremos que nos toquen tus sucias manos, mereces morir como un perro. Pero todo cambia cuando vemos a Chávez, porque sabemos que la sangre de nuestros hijos no se derramó inútilmente. Ellos soñaron con el hombre nuevo y al verlo a él sentimos que ellos están vivos”.
Cae la noche del 9 de marzo, con las notas musicales de Víctor Heredia y Horacio Fontova se dio inicio al evento. Guitarra en mano, consignas revolucionarias y aires de triúnfo reflejaban los encargados de ofrecer acordes al orador de la velada marxista. El público se repartió en tres tribunas cubiertas por completo que albergaban a más de 30 mil militantes, quienes flameaban banderas argentinas, cubanas, brasileñas, la multicolor indigenista y por supuesto el tricolor venezolano. Luego de la entonación del patriótico himno de Venezuela se dejó claro el comienzo del acto por la unión latinoamericana.
La entrada por la avenida Avellaneda exhibió tanto personal argentino como venezolano, en el palco se observaba al presidente Chávez en compañía de sus guardias. Según fuentes allegadas uno de ellos lució incluso un escudo antibalas forrado en cuero. Entre los pocos cantos que coreó el público sobresalió la estrofa "Chávez, Perón, un sólo corazón".
Hebe de Bonafini, la presidenta de la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, fue la delegada que elevó la euforia en la multitud e hizo ondear con mayor fuerza las banderas de distintos países, las cuales reflejaban que el socialismo viene caminando con fuerza.
Una mujer de temple emotivo, tono de voz grave y efusividad desbordante en sus frases destacó que “más importante que la visita del hombre más terrorista y asesino que existe, Bush; es la visita de Chávez. Por eso todos decimos fuera Bush, no queremos que nos toquen tus sucias manos, mereces morir como un perro. Pero todo cambia cuando vemos a Chávez, porque sabemos que la sangre de nuestros hijos no se derramó inútilmente. Ellos soñaron con el hombre nuevo y al verlo a él sentimos que ellos están vivos”.
Luego de vanagloriar al principal mandatario y desprestigiar al caballerito del norte, entró al home el presidente venezolano, quien no podía ocultar su agrado, al ver las especie de pasión que despirta. Vestía su emblemática camisa roja y cargado por intenciones de lucha contra el enemigo. A sus espaldas un cartel expresaba: "Bienvenido presidente Chávez. Fuera Bush y el imperialismo, no al FMI. Liberación o dependencia".
Comenzó su discurso con un tono suave, como cuando se le habla a un niño. Recalcó que él no pretende obstaculizar la visita del mandatario norteamericano, sino viene para fortalecer el proceso unitario. Sin embargo, pocos minutos más tarde la voz se fue elevando, al igual que sus manos y el sudor en su frente, con esto dejaba claro que Bush está tan débil que ni siquiera huele a azufre, que pronto será un polvo cósmico que desaparecerá del universo.
Fuentes presenciales y extraoficiales reseñaron que el bombardeo de críticas contra el dominio imperialista iban más allá de lo televisado, para Chávez el imperio no es "más que ridículo, se está quedando sin dientes, sin garras y que da risa, porque son un tigre de papel y el Sur es un verdadero tigre de acero unido", palabras que desataron la euforia en la audiencia, como si se tratara de un concierto.
El representante venezolano en medio del acto agradeció la visita a Bush a las tierras heroicas de América Latina, especialmente Uruguay, situada al otro lado del Río de la Plata, por ello, envió de manera irónica y sarcástica un caluroso saludo reflejado con una pita “gringo go home”.
El discurso cargado de sátira y repudio se prolongó durante dos horas, donde en ambiente se tornaba cada vez más acelerado y efervescente. Chávez no dejó de mencionar que se debe ser libre o morir, patria viva o morir, ese es el desafío en América.
Con una voz un tanto desgastanda, alimentando en los latinoamericanos su lucha por la unidad, “señor presidente de los Estados Unidos, señor caballero de la guerra y de los imperios, el genio se salió de la botella y no habrá fuerza que pueda someternos de nuevo estamos resueltos a ser libres lo demás no nos importa nada. Todo mi amor para Argentina. Buenas Noches.”
Con un estadio colmado por miles de militantes, satisfechos con el pronunciamiento del presidente venezolano, Hugo Chávez, terminó esta visita. Por los momentos sólo queda esperar si este evento generará mayores conflictos o simplemente será un acto más por la unión latinoamericana.